La incontinencia urinaria mixta tiene una alta prevalencia y un impacto negativo notable sobre múltiples aspectos de la vida diaria, tanto en el entorno social (menor interacción social o mayor aislamiento), como en el físico (limitaciones a la práctica deportiva), sexual (pérdida de la actividad sexual, evitación de la pareja), psicológico (pérdida de la autoestima, apatía, depresión, sentimientos de culpabilidad), laboral (ausentismo), entre otros.
La incontinencia urinaria mixta se caracteriza por la pérdida involuntaria de orina asociada tanto a la urgencia como al esfuerzo. Su naturaleza heterogénea aumenta la complejidad en el diagnóstico y el tratamiento. Es altamente prevalente en la población adulta y de dos a cuatro veces más común en mujeres que en hombres.
Una detallada historia clínica, correctamente enfocada no sólo hacia el tipo de síntomas sino también hacia posibles factores de riesgo, duración de los síntomas, gravedad e impacto en la vida diaria, permitirá dirigir las pruebas diagnósticas complementarias.
Un dato de valoración indirecta de la severidad de la incontinencia es el número de compresas o protectores utilizados al día, que puede ser reportado en el diario miccional, un formato que facilita el registro durante al menos 3 días el intervalo y número de micciones al día, volumen vaciado, episodios de incontinencia y la causa (es decir, esfuerzo o urgencia).
La exploración física la realizamos con la vejiga llena, en posición ginecológica en busca de prolapsos genitales asociados, además realizamos una exploración neurológica básica de la zona lumbosacra para valorar el tono muscular del suelo pelviano. Provocamos algunas maniobras de esfuerzo como toser o pujar tanto acostada como de pie para constatar escape de orina, si no hay escapes de orina durante el examen físico no necesariamente significa que no hay incontinencia urinaria.
Las pruebas diagnósticas complementarias incluyen un cultivo de orina imprescindible para descartar infección urinaria.
La uroflujometría es una prueba en la debes orinar en un contenedor llamado uroflujometro que registra la tasa de flujo urinario, sirve para descartar si hay obstrucción en la salida de orina de la vejiga. Este estudio se complementa con un ultrasonido vesical con el que medimos el residuo postmiccional que es la cantidad de orina que queda tras la micción.
La exploración urodinámica es una prueba en la que se llena la vejiga con líquido a través de una sonda y luego se vacía, evaluando la función vesical, mediante el registro de la presión dentro de la vejiga, de la sensación de urgencia que se presenta con el llenado vesical y de la contracción de los músculos de la pared abdominal, nos permite excluir hipoactividad vesical o vejiga hiperactiva, valorar la acomodación vesical, obtener puntos de presión de fuga o presión máxima de cierre uretral, parámetros determinantes en la elección del tratamiento apropiado.
La video uretrocistoscopia es la visualización de la cavidad vesical y del conducto uretral por vía endoscópica. Permite descartar patologías orgánicas.
Un enfoque personalizado mejora la satisfacción del paciente y los resultados clínicos son más objetivos para establecer el diagnóstico preciso y las alternativas terapéuticas adecuadas.
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