La incontinencia urinaria existe, pero por lo general no se ve, ni se habla de ella. Es más común de lo que se cree y muchas personas la padecen, afectando su calidad de vida física y emocional.
Es más frecuente en las mujeres y quienes conviven con incontinencia urinaria (IU), ven dañada su autoestima y sobre todo su feminidad; sintiendo total pérdida de control, aislamiento y humillación. Quienes la sufren, modifica hábitos sociales: salen menos, limitan su actividad física, y disminuyen la frecuencia de sus viajes, intimidad con su pareja, entre otras acciones.
La mayoría de las afectadas siente vergüenza de pedir ayuda y se quedan sin obtener alguna solución que le permita mejorar su calidad de vida, recurren al uso de toallas protectoras o pañales de adultos: el principal temor no es la incontinencia en sí, sino que pueda ser descubierta por otros.
Entre el esfuerzo y la urgencia
Para comprender qué es la incontinencia urinaria, primero hay que entender qué es la continencia. Una vejiga es capaz de almacenar entre 350 y 400 mililitros de líquido. Luego, la orina pasa desde la vejiga a través de la uretra, hacia el exterior. Tanto una como otra están sostenidas por los músculos del piso pélvico. El esfínter, en particular, es un músculo ubicado alrededor de la abertura de la vejiga que se comprime para evitar que la orina “se escape”.
Por lo tanto, la IU es la incapacidad para contener la orina, con síntomas que pueden variar desde un escape leve hasta su salida abundante. Según la Sociedad Internacional de Continencia (ICS) existen dos tipos básicos de incontinencia urinaria:
La Incontinencia Urinaria de Esfuerzo (IUE) se produce cuando existe pérdida relacionada con el esfuerzo como toser, reír, estornudar, hacer ejercicios, cargar objetos pesados, etc. También puede ser provocada por factores de riesgo como el embarazo o parto vaginal, desgarros del piso pélvico durante el parto, prolapsos de los órganos de la pelvis, diabetes mellitus, obesidad o aumento del índice de masa corporal y el climaterio o menopausia, que producen pérdida de estrógenos y el consiguiente debilitamiento muscular del piso pélvico.
Por otro lado, la Incontinencia Urinaria de Urgencia (IUU), que se manifiesta por la urgencia repentina e intensa de orinar.
Sólo un tercio de las personas que experimentan alguna pérdida de orina buscan ayuda de un profesional.
Ser incontinente se consideró significativamente más vergonzoso que la depresión o el cáncer.
Pensamientos alrededor de la incontinencia:
Las personas piensan o esperan que la IU se cure por sí sola.
Pensar o creer que si se sale un poquito o solo a veces no es un problema
No se sienten cómodos hablando de ello con un profesional.
Piensan que es parte del envejecimiento y hay que aceptar vivir con ella o no conoce ninguna opción de tratamiento.
No hay absolutamente ninguna necesidad de avergonzarse. Así que no lo des por sentado. Ven a consulta y evaluamos la mejor solución para ti