El cáncer es la principal causa de muerte en casi la mitad de los países de América Latina y el Caribe. Sin embargo, los factores de riesgo prevenibles son responsables de al menos el 40% de los casos de cáncer. Esto pone de relieve la necesidad de la prevención primaria.
Sabemos que la idea de pensar en cáncer puede generar miedo por lo cual nos enfocamos en dar herramientas a las personas sanas para que puedan prevenir y hacer diagnóstico precoz no solo el cáncer sino además enfermedades crónicas.
Adoptar hábitos saludables puede ser sencillo y alcanzable, si damos pasos pequeños y viables que se puedan implementar de inmediato, en lugar de esperar el momento perfecto para hacer cambios significativos.
1. Evite fumar o utilizar cualquier forma de tabaco o cigarrillos electrónicos y garantice un ambiente libre de humo en su hogar. El tabaco está vinculado a aproximadamente 20 tipos de cáncer, dentro de los que se incluye cáncer de vejiga y de riñón.
2. Limite el consumo de alcohol. No existe un nivel seguro de consumo de alcohol, que está asociado con varios tipos de cáncer. Evite las bebidas azucaradas y opte por el agua.
3. Realice actividad física Mantenerse físicamente activo y mantener un peso saludable puede prevenir aproximadamente 20 tipos de cáncer.
4. Coma sano Limitar el consumo de carnes procesadas, dulces, cereales azucarados, snacks salados, bollería, galletas y otros alimentos ultraprocesados. Céntrate en alimentos naturales, comidas caseras, frutas, verduras y legumbres.
5. Hacer controles médicos preventivos. Detectar riesgos o el cáncer en etapa temprana marca una diferencia significativa en la evolución de la enfermedad.
Se recomienda la detección temprana del cáncer de próstata en hombres a partir de los 40 años con antecedentes familiares de cáncer de próstata y sin antecedentes a partir de los 50 años. Se recomienda realizar estudios de imagen de árbol urinario en personas que cursan con sangre en la orina para descartar cáncer renal.
Sin duda hacen falta muchas estrategias para que estos hábitos se conviertan en hábitos atómicos. Además de los buenos hábitos, la detección temprana es clave para hacer diagnostico en etapas iniciales, cuando es más tratable.
Casi nunca es demasiado temprano para ayudar a nuestros hijos a desarrollar hábitos saludables, y casi nunca es demasiado tarde para que los adultos comencemos a hacerlo.